quiero hablarte....
te miro a los ojos, y con la mirada te cuento todo lo que me está estallando en la cabeza....
las palabras no me salen, no se cómo preguntarte qué tal estás, como va el día y cosas triviales por el estilo... es absurdo, porque mientras realizo un denodado esfuerzo por articular más de tres palabras coherentes, mis ojos te han desnudado mi corazón y te lo han servido en una bandeja... mis ojos me traicionan, por lo que unos segundos después de cruzarse nuestras miradas, bajo la vista al suelo, y me cuesta horrores volverla a levantar....
quiero tocarte....
cometo el error de respirar a tu lado, y tu perfume se asienta, sin compasión alguna, en mi paladar... puedo degustar tu aroma.... dulce pecado....
cometo el error de volver a mirarte, y entonces comprendo que estoy perdido, entonces comprendo que no puedo escapar, que no quiero escapar, y me dejo caer, dulcemente, en tu sedosa telaraña que has tejido, sin siquiera saberlo, alrededor de mi alma... y todavía tan sólo me has saludado...
quiero besarte....
el tiempo pasa despacio.... se ralentiza hasta parecer algo surrealista... percibo con nitidez detalles insignificantes... veo cómo ondea tu pelo, suavemente al ladear la cabeza....como se mueven tus pestañas, vistiendo esos ojos de color de miel... percibo tu respiración, tranquila, sosegada, a través de tu boca, con una ligera sonrisa rosa afrutada marcada como a fuego, perpetua, en tu dulce carita...
quiero beberte...
entonces, lo siento...
siento el calor, que comienza en mis entrañas.... mi tez se ruboriza, sin posibilidad de control alguno por mi parte... mis manos tiemblan, así que, en un vano intento por aparentar una normalidad que me ha abandonado desde el mismo momento de verte, las meto en los bolsillos del pantalón... intento sonreír, y únicamente consigo esbozar una mueca a medio camino....
En un rayo de lucidez, decido sincerarme contigo, contarte mis sentimientos, decirte.... justo cuando me lanzas, sin piedad, un hasta luego que sabe a derrota, con tu sonrisa imperturbable... así que las palabras mueren en mi boca... una vez más.... mientras mis hombros se hunden y mi conciencia me fustiga recordándome mi falta de valor, mi incapacidad para romper las ataduras que me impiden volar en libertad y acudir a tu lado....
te deseo.
te deseo tanto, que duele....
